¡Cántame, gondolero, cántame una serenata!
Las barcarolas son las piezas vocales e instrumentales típicas venecianas. De ritmo lento, tranquilo, evocan el movimiento de los gondoleros por los canales de la ciudad. La Barcarola, de Chopin, también la Góndola veneciana de las Canciones sin palabras, OP. 19, 30 y 62 de Mendelssohn, son algunas de las más célebres. ‘O sole mio, canción napolitana de finales del XIX, es otra de las melodías más populares que se oían en las góndolas de Venecia.
Una profesión nada fácil
Aunque hasta la década de los ochenta, la profesión de gondolero pasaba de padres a hijos, el Ayuntamiento de Venecia aprobó una normativa que establecía que, para ser gondolero, el aspirante debía pasar una serie de pruebas de selección. La primera de ellas es un difícil examen para entrar a formar parte de la Escuela de Gondoleros, una vez se pasa la formación, teórica-práctica, hay una última prueba en la que los aspirantes se enfrentan por las plazas que, en ese momento, estén en juego. Cada año suelen presentarse unas 150 personas, pero solo unos veinte lo consiguen.
Los gondoleros, además de estar en buena forma física, deben saber diferentes idiomas y conocer la historia de la ciudad.
Uniforme del pope
El pope es el gondolero y lleva un pantalón oscuro, normalmente negro, y una camiseta a rayas a juego con este, aunque también puede ser una camiseta de color blanco liso. En la cabeza lleva un sombrero con una cinta rojiza.
Solamente una. Giorgia Boscolo, hija de gondolero, se presentó a las pruebas en el año 2009 y logró superarlas, convirtiéndose así en la primera mujer gondolera de la historia.
Como un coche lujoso
Las góndolas están hechas de 280 piezas y suelen tardar en construirse en torno a un año. En ellas se emplean ocho maderas diferentes: olmo, roble, abeto, nogal, cerezo, alerce, tilo y caoba. Algunas pueden superar los 38.000 euros. Actualmente solo hay cinco astilleros en los que se construyen este tipo de embarcaciones, son los llamados squeros. Uno de los más famosos es el de San Trovaso, muy cerca de la Plaza de San Marcos.
Cuentan que el color negro de las góndolas de Venecia simboliza el periodo oscuro que atravesó la ciudad tras una epidemia de peste en el siglo XVI. Sin embargo, hay otra explicación a este hecho que goza de más credibilidad. Las familias más ricas de la ciudad decoraban las góndolas de su propiedad de forma muy ostentosa, presumiendo de patrimonio. En el siglo XVII un decretó estableció que las góndolas habían de ser barcas sencillas, sin ningún tipo de lujo. Es así como, se piensa también, se tiñeron de color oscuro y se retiraron las cabinas, llamadas felze, que protegían a los pasajeros de las miradas indiscretas y de las inclemencias meteorológicas.
Miden unos 11 metros de largo y suelen pesar más de 400 kilos, aunque viéndolas deslizarse tan suavemente por el agua, resulta difícil de creer. El remo que utilizan los gondoleros mide algo más de 4 metros y se apoya en la forcola, una pieza que no solo sirve para que el gondolero apoye el remo, sino también para que pueda maniobrar fácilmente.
Los trucos del equilibrista de las góndolas de Venecia
El hierro de la proa, el llamado peine, hace de contrapeso y evita que la barca se vuelque. Sus seis dientes de acero representan a los seis barrios de Venecia: San Polo, Santa Croce, Castello, San Marco, Cannaregio y Dorsoduro. El diente hacia atrás es la isla de Giudecca. Murano, Torcello y Burano, las islas mayores venecianas, también están representadas en la pieza. El arco superior representa al Puente de Rialto, el más antiguo, mientras que la forma serpenteante del peine es el Gran Canal. No falta el sombrero del dux de Venecia.
En la parte de la popa, donde se coloca el gondolero, hay otro hierro algo más pequeño que recibe el nombre de risso. Sirve para proteger la embarcación de posibles golpes.
Circulen, circulen
Todas las embarcaciones motorizadas deben circular por el lado derecho, mientras que los botes que van con remos, entre los que se incluyen las góndolas, lo hacen por el lado izquierdo.
Y nunca mejor dicho. Las señales de tráfico de Venecia son muy llamativas. En el Río Nuovo está el único semáforo acuático de toda la ciudad. En Venecia no está permitido circular con coche, moto o bicicleta.
Aparcar nunca ha sido tan fácil
Las embarcaciones se amarran en los bricole, unos postes de madera. En los últimos años, el Ayuntamiento está sustituyendo este material por el plástico, más resistente.
A punto de naufragar…
En el siglo XVI había más de 10.000 góndolas en Venecia, mientras que ahora no llegan a las quinientas. Los barcos a motor han hecho que las góndolas vayan desapareciendo poco a poco.